FASE
OLFATIVA
El
olfato es la principal herramienta del catador, a través de ella
vamos a poder conocer el aroma y el bouquet del vino, expresiones
olfativas que nos pueden indicar el origen, estado, el tipo y la edad
del vino.
Es
un sentido mucho menos empleado que la vista y que necesita de largo
entrenamiento. Afortunadamente es 10000 veces más sensible que el
gusto.
Concluida
la fase visual, se procede a sujetar la copa por
el pie y se le imprime una rotación rápida, exponiendo al contacto
con el aire la mayor superficie de líquido y favoreciendo así la
liberación de sustancias aromáticas.
A
continuación llevaremos la copa a unos centímetros de la nariz
aplicando olfaciones suaves y prolongadas (normalmente, esta acción
se repite dos o tres veces).
La
primera impresión que debemos registrar es su intensidad, se expresa
con términos de débil, moderado a fragante. O bien trazando una
escala sobre la intensidad de cinco valores, de baja a alta, pasando
por media-baja, media y media-alta.
Términos
empleados al hablar de la calidad del aroma:
- Armónico
- Con carácter
- Complejo
- Elegante
- Fino
- Franco
Por
el contrario si presenta defectos podemos aplicar los siguientes
términos:
- Apagado
- Ajerezado
- Cerrado
- Común
- Enmaderado
- Leñoso
- Maderizado
- Neutro
- Sucio
- Sulfídrico
- Sulfuroso
A
continuación vamos a describir su naturaleza dominante y en su caso
la que parezca en segundo término, observando si el tipo de aroma es
de carácter:
PRIMARIO:
Son aquellos aromas que provienen de la uva y son específicos de
cada variedad de vid. Su intensidad dependerá entre otros factores
principalmente de cada variedad y del estado de madurez del fruto.
Estos aromas se perciben en el primer momento, nada más servirse el
vino y antes de agitar la copa. Se les llaman también aromas
varietales.
SECUNDARIO:
Se producen en los procesos fermentativos, por tanto los responsables
de estos aromas van a ser las levaduras y los azúcares. Estos aromas
se van apagando con el paso del tiempo, y no deben prevalecer sobre
los primarios. El olor de un vino joven será por tanto una mezcla de
aromas primarios y secundarios. Estos aromas se perciben mejor
agitando fuertemente la copa para que aumente la evaporación.
TERCIARIO:
Se desarrollan en los procesos de maduración y crianza, tanto en
madera (proceso de oxidación) como en botella (proceso de reducción,
mucho más lento), estos aromas son los más complejos. También se
los denomina “bouquet”. En un vino maduro, una de las referencias
de calidad estriba en la armonía entre los componentes primarios
(frutales y florales) y los terciarios.
Para
intentar identificar y memorizar un determinado aroma es conveniente
asociarlo primero a una familia (serie), y determinar posteriormente
el aroma concreto.
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